martes, 12 de marzo de 2013

Claves para ser feliz en tu día a día


La felicidad no se crea ni se busca, se descubre. Así que un experto en coaching de felicidad te da las claves para hacer de este estado, un hábito.

Por: Alejandro Andrade, coach en felicidad personal y empresarial
Publicado: 18 de Febrero de 2013

La posibilidad de ser feliz forma parte del paquete con el que todo ser humano es dotado desde que nace. por lo tanto, la felicidad es una experiencia que se origina en el interior de la persona y no en el exterior. Pero, ¿qué pasa a lo largo de la vida? Las circunstancias externas a la persona afectan tanto positiva como negativamente y la interpretación de éstas, en el contexto de la felicidad, va a depender, fundamentalmente, de sus decisiones. Es decir, la felicidad es una decisión que se convierte en una experiencia muy personal y depende únicamente de quien la vive.

Entonces, ¿cómo ser feliz en el día a día? Para empezar debes saber que es falso que la felicidad tenga que buscarse o crearse. Al ser un estado que reside en el interior de cada persona, ésta se descubre a través de un trabajo de de “excavación” y no tanto de “construcción”. Y justamente por esta razón tan importante, es que no puedes depositar en otros tu propia felicidad, ni en pareja, ni en los hijos, ni en el jefe, ni en tus empleados, etc.

Pero cuidado, el placer no es lo mismo que la felicidad y es un error en el que comúnmente caemos los seres humanos. El placer tiene un origen externo es temporal. La felicidad, en cambio, tiene un origen interno y es permanente. Por eso la felicidad debe ser considerada como un medio y no como un fin. Por eso es que sea tan recurrente decir que ni el éxito ni el dinero dan felicidad. Es al revés, es la felicidad la que te trae éxitos y dinero.

Está más que demostrado que el dinero no puede comprar la felicidad. Las personas somos insaciables por naturaleza, por lo que siempre queremos más. Por ejemplo: Si una persona se plantea el ser feliz cuando tenga un millón de pesos, cuando alcance el millón se dará cuenta que necesita 10 millones para ser feliz. Cuando los tenga, querrá tener 100 millones, y así sucesivamente. Una vez satisfechas las necesidades de la persona, la curva de entre el dinero y la felicidad tiende a estabilizarse, es decir, a más dinero no le corresponde más felicidad.

La buena noticia es que la felicidad es una experiencia cuya detonación se puede aprender y enseñar, tal y como un idioma extranjero. Y lo que es mejor, una vez que se practica se vuelve hábito.

¿Por dónde comenzar a descubrir tu propia felicidad?

Define tu autenticidad: Es muy importante identificar con claridad quién eres (cuáles son tus creencias y valores), cuál es tu sello y cuál es tu pasión, y que se comunique a los demás. Una vez que sabes esto, se debe alinear todo lo que pienses y hagas con ese sello, tu propio sello. Así es como se construye la autenticidad. Cuando se sabe quién eres es más fácil elegir a dónde ir. Una persona con objetivos da propósito a su vida y en ese propósito descubre la felicidad.

Haz portable tu felicidad: La felicidad no llega, a la felicidad se le lleva. Debes reconocer que la felicidad es un don, un regalo de la vida. Cuando así lo reconocemos, tendremos la capacidad de aceptarlo para aplicar la siguiente fórmula. Una vez que lo ACEPTO, podré APRECIARLO. Cuando lo aprecio, entonces podré AGRADECERLO.

Agradece lo que tienes: En la Psicología Positiva comúnmente llamada la Ciencia de la Felicidad, la gratitud es un requisito indispensable y fundamental para disfrutar la felicidad. Todas las personas felices son personas agradecidas. Hay que ser feliz con lo que se tiene mientras se persigue lo que se quiere, porque si con todo lo que se tiene no se es feliz, con todo lo que te falta, tampoco.

Se generoso: El siguiente paso es la generosidad. La persona está biológica y espiritualmente diseñada para dar y darse a los demás. Cualquier acto de generosidad es una chispa que enciende la felicidad. Los actos de generosidad se contagian y tienden a beneficiar más a quien los da que a quien los recibe.

Genera y rodéate de ambientes positivos: Enfocarse también en lo que sí funciona es una manera de hacerlo. No se trata de no atender los problemas, sino de balancear lo negativo con lo positivo que existe en todos nosotros. El efecto que provoca el comenzar una conversación con lo que sí funciona es un potente detonador de ambientes positivos.

Mantén una buena actitud: Tener una buena actitud es un gran paso hacia la felicidad pues es un reflejo de nuestra interpretación de la vida. La actitud es ante todo una decisión. Probablemente no podamos controlar circunstancias externas a nosotros pero siempre podremos controlar cómo reaccionar frente a ellas. El optimismo es un extraordinario alimento para la buena actitud. Las personas optimistas tienden a ver algo positivo en todo. De todo sacan algo que les beneficia. Se quejan menos y disfrutan más. Las personas optimistas y de buena actitud viven más el tiempo presente. No se angustian por el pasado, ni se distraen demasiado con el futuro.

Consejos prácticos y sencillos para ser feliz en tu día a día

• Cada mañana al levantarte da gracias de que estás vivo. Reconócete como valioso e importante. Afírmate a ti mismo que tu decisión es disfrutar de tu felicidad ese día, visualizando éxito en todos tus deberes. Proponte que será un gran día. Ese objetivo positivo creará las bases para que se cumpla.

• No busques el reconocimiento de los demás. Tú eres tu propia motivación. Haz las cosas que te generan bienestar y paz en tu conciencia y no para que te lo reconozcan. Pronto verás que los demás te siguen.

• Cuando la familia esté reunida exprésales que los valores de la gratitud y la generosidad forman parte del sello familiar. A la hora de la comida o la cena, haz que cada miembro de la familia identifique una o dos cosas positivas de su día. Todos descubrirán que siempre hay un oasis en el desierto. Lograrás de las cosas buenas un hábito. Es una dinámica sencilla y con muchos alcances.

• Cuando corrijas a tus cercanos (como hijos o colaboradores) primero diles algo que sí funcione en ellos. Esto les dará confianza y podrán asimilar mejor un regaño o consecuencia de un error, aprendiendo de ello.

• Tu liderazgo es influyente. Úsalo en beneficio de la gente. Ayuda a los demás a encontrar su grandeza. Da confianza y fomenta en la gente que gracias a sus capacidades ellos pueden resolver los problemas. Acepta los fracasos y crea escenarios para aprender de ellos. Es la forma de avanzar. Deja que la gente que depende de ti se auto-motive.

• No esperes a ser rico para ser generoso. La generosidad trae riqueza. Practica diariamente actos de generosidad sin causa que los motive. No esperes nada a cambio. Verás que el más beneficiado serás tú.

• No esperes los mejores momentos para agradecer. Se agradecido con todos y en todo siempre.

• Decide tener buena actitud. Con ello crearás ambientes de cordialidad y cooperación. Pronto tendrás muchos seguidores.

• Disfrutar de tu trabajo es fundamental pues en él pasas casi la mitad de tu vida. Si sientes angustia los domingos por la tarde/noche, entonces debes buscar un cambio. Un empleo, aunque siempre tiene sus grados de presión, se goza. Si no lo gozas, entonces es momento de replantear tu estadía.

• Permite el fracaso. Es una buena forma de aprender. Fracasar no te hace menos ni más, nadie es perfecto y aprender la lección te engrandece.

• El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Trata de dar buena cara a los problemas y circunstancias negativas de la vida. La paz está en tu interior y si tú no lo permites, nada ni nadie podrá tocarla.

• No seas víctima. No esperes que tus padres, tus hijos, tu jefe o el gobierno resuelva tus asuntos. No lo harán. Tú eres el protagonista de tu vida y el destino que ésta tenga será una decisión 100% tuya.

El autor (felicidadaplicada@gmail.com) es facilitador en Felicidad personal y empresarial, creador de “Felicidad en Acción” (un Proyecto de Felicidad Sustentable)