La felicidad no se crea
ni se busca, se descubre. Así que un experto en coaching de felicidad te da las
claves para hacer de este estado, un hábito.
Por: Alejandro Andrade, coach
en felicidad personal y empresarial
Publicado: 18 de Febrero de 2013
Publicado: 18 de Febrero de 2013
La posibilidad de ser feliz forma parte
del paquete con el que todo ser humano es dotado desde que nace. por lo tanto,
la felicidad es una experiencia que se origina en el interior de la persona y
no en el exterior. Pero, ¿qué pasa a lo largo de la vida? Las circunstancias
externas a la persona afectan tanto positiva como negativamente y la interpretación
de éstas, en el contexto de la felicidad, va a depender, fundamentalmente, de
sus decisiones. Es decir, la felicidad es una decisión que se convierte
en una experiencia muy personal y depende únicamente de quien la vive.
Entonces, ¿cómo ser feliz en el día a día?
Para empezar debes saber que es falso que la felicidad tenga que buscarse o
crearse. Al ser un estado que reside en el interior de cada persona, ésta se
descubre a través de un trabajo de de “excavación” y no tanto de “construcción”.
Y justamente por esta razón tan importante, es que no puedes depositar en otros
tu propia felicidad, ni en pareja, ni en los hijos, ni en el jefe, ni en tus
empleados, etc.
Pero cuidado, el placer no es lo mismo que
la felicidad y es un error en el que comúnmente caemos los seres humanos. El
placer tiene un origen externo es temporal. La felicidad, en cambio, tiene un
origen interno y es permanente. Por eso la felicidad debe ser considerada como
un medio y no como un fin. Por eso es que sea tan recurrente decir que ni el
éxito ni el dinero dan felicidad. Es al revés, es la felicidad la que te
trae éxitos y dinero.
Está más que demostrado que el dinero no
puede comprar la felicidad. Las personas somos insaciables por naturaleza, por
lo que siempre queremos más. Por ejemplo: Si una persona se plantea el
ser feliz cuando tenga un millón de pesos, cuando alcance el millón se dará
cuenta que necesita 10 millones para ser feliz. Cuando los tenga, querrá tener
100 millones, y así sucesivamente. Una vez satisfechas las necesidades de la
persona, la curva de entre el dinero y la felicidad tiende a estabilizarse, es
decir, a más dinero no le corresponde más felicidad.
La buena noticia es que la felicidad es
una experiencia cuya detonación se puede aprender y enseñar, tal y como un
idioma extranjero. Y lo que es mejor, una vez que se practica se vuelve hábito.
¿Por dónde comenzar a
descubrir tu propia felicidad?
Define tu autenticidad: Es muy importante identificar con
claridad quién eres (cuáles son tus creencias y valores), cuál es tu sello y
cuál es tu pasión, y que se comunique a los demás. Una vez que sabes esto, se
debe alinear todo lo que pienses y hagas con ese sello, tu propio sello.
Así es como se construye la autenticidad. Cuando se sabe quién eres es
más fácil elegir a dónde ir. Una persona con objetivos da propósito a su
vida y en ese propósito descubre la felicidad.
Haz portable tu felicidad: La felicidad no llega, a la felicidad se le lleva. Debes reconocer que la felicidad es un don, un regalo de la vida. Cuando así lo reconocemos, tendremos la capacidad de aceptarlo para aplicar la siguiente fórmula. Una vez que lo ACEPTO, podré APRECIARLO. Cuando lo aprecio, entonces podré AGRADECERLO.
Agradece lo que tienes: En la Psicología Positiva comúnmente llamada la Ciencia de la Felicidad, la gratitud es un requisito indispensable y fundamental para disfrutar la felicidad. Todas las personas felices son personas agradecidas. Hay que ser feliz con lo que se tiene mientras se persigue lo que se quiere, porque si con todo lo que se tiene no se es feliz, con todo lo que te falta, tampoco.
Se generoso: El siguiente paso es la generosidad. La persona está biológica y espiritualmente diseñada para dar y darse a los demás. Cualquier acto de generosidad es una chispa que enciende la felicidad. Los actos de generosidad se contagian y tienden a beneficiar más a quien los da que a quien los recibe.
Haz portable tu felicidad: La felicidad no llega, a la felicidad se le lleva. Debes reconocer que la felicidad es un don, un regalo de la vida. Cuando así lo reconocemos, tendremos la capacidad de aceptarlo para aplicar la siguiente fórmula. Una vez que lo ACEPTO, podré APRECIARLO. Cuando lo aprecio, entonces podré AGRADECERLO.
Agradece lo que tienes: En la Psicología Positiva comúnmente llamada la Ciencia de la Felicidad, la gratitud es un requisito indispensable y fundamental para disfrutar la felicidad. Todas las personas felices son personas agradecidas. Hay que ser feliz con lo que se tiene mientras se persigue lo que se quiere, porque si con todo lo que se tiene no se es feliz, con todo lo que te falta, tampoco.
Se generoso: El siguiente paso es la generosidad. La persona está biológica y espiritualmente diseñada para dar y darse a los demás. Cualquier acto de generosidad es una chispa que enciende la felicidad. Los actos de generosidad se contagian y tienden a beneficiar más a quien los da que a quien los recibe.
Genera y rodéate de ambientes positivos: Enfocarse también en lo que sí funciona es
una manera de hacerlo. No se trata de no atender los problemas, sino de
balancear lo negativo con lo positivo que existe en todos nosotros. El efecto
que provoca el comenzar una conversación con lo que sí funciona es un potente
detonador de ambientes positivos.
Mantén una buena actitud: Tener una buena actitud es un gran paso
hacia la felicidad pues es un reflejo de nuestra interpretación de la vida. La
actitud es ante todo una decisión. Probablemente no podamos controlar
circunstancias externas a nosotros pero siempre podremos controlar cómo
reaccionar frente a ellas. El optimismo es un extraordinario alimento
para la buena actitud. Las personas optimistas tienden a ver algo positivo en
todo. De todo sacan algo que les beneficia. Se quejan menos y disfrutan más.
Las personas optimistas y de buena actitud viven más el tiempo presente. No se
angustian por el pasado, ni se distraen demasiado con el futuro.
Consejos prácticos y
sencillos para ser feliz en tu día a día
• Cada mañana al levantarte da gracias de
que estás vivo. Reconócete
como valioso e importante. Afírmate a ti mismo que tu decisión es disfrutar de
tu felicidad ese día, visualizando éxito en todos tus deberes. Proponte que
será un gran día. Ese objetivo positivo creará las bases para que se cumpla.
• No busques el reconocimiento de los
demás. Tú eres tu propia
motivación. Haz las cosas que te generan bienestar y paz en tu conciencia y no
para que te lo reconozcan. Pronto verás que los demás te siguen.
• Cuando la familia esté reunida
exprésales que los valores de la gratitud y la generosidad forman parte del sello familiar.
A la hora de la comida o la cena, haz que cada miembro de la familia
identifique una o dos cosas positivas de su día. Todos descubrirán que siempre
hay un oasis en el desierto. Lograrás de las cosas buenas un hábito. Es una
dinámica sencilla y con muchos alcances.
• Cuando corrijas a tus cercanos (como
hijos o colaboradores) primero diles algo que sí funcione en ellos. Esto les dará confianza y podrán asimilar
mejor un regaño o consecuencia de un error, aprendiendo de ello.
• Tu liderazgo es influyente. Úsalo en beneficio de la gente. Ayuda a
los demás a encontrar su grandeza. Da confianza y fomenta en la gente que
gracias a sus capacidades ellos pueden resolver los problemas. Acepta los
fracasos y crea escenarios para aprender de ellos. Es la forma de avanzar. Deja
que la gente que depende de ti se auto-motive.
• No esperes a ser rico para ser generoso.
La generosidad trae
riqueza. Practica diariamente actos de generosidad sin causa que los motive. No
esperes nada a cambio. Verás que el más beneficiado serás tú.
• No esperes los mejores momentos para
agradecer. Se agradecido
con todos y en todo siempre.
• Decide tener buena actitud. Con ello crearás ambientes de cordialidad
y cooperación. Pronto tendrás muchos seguidores.
• Disfrutar de tu trabajo es fundamental
pues en él pasas casi la mitad de tu vida. Si sientes angustia los domingos por la
tarde/noche, entonces debes buscar un cambio. Un empleo, aunque siempre tiene
sus grados de presión, se goza. Si no lo gozas, entonces es momento de
replantear tu estadía.
• Permite el fracaso. Es una buena forma de aprender. Fracasar
no te hace menos ni más, nadie es perfecto y aprender la lección te engrandece.
• El dolor es inevitable pero el
sufrimiento es opcional.
Trata de dar buena cara a los problemas y circunstancias negativas de la vida.
La paz está en tu interior y si tú no lo permites, nada ni nadie podrá tocarla.
• No seas víctima. No esperes que tus padres, tus hijos, tu
jefe o el gobierno resuelva tus asuntos. No lo harán. Tú eres el protagonista
de tu vida y el destino que ésta tenga será una decisión 100% tuya.
El autor (felicidadaplicada@gmail.com)
es facilitador en Felicidad personal y empresarial, creador de “Felicidad en
Acción” (un Proyecto de Felicidad Sustentable)
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