Señor Jesús, no me dejes nunca solo(a) cuando sufro.
Tú conoces mi debilidad ante el dolor .
Sabes que supera mis fuerzas.
Yo solo no puedo con la cruz.
En Ti confío y a Ti me abandono,
porque se que con tu fuerza podré llevar esta cruz
que la vida me ha cargado.
Mi debilidad en Ti se fortalece
y mi dolor contigo se ilumina y toma sentido.
Tú quisiste asumir mi dolor en el tuyo,
para poder purificarlo en Ti,
para poder transformarlo en Amor.
¡Ayúdame a amar mi dolor,
como Tú lo amas!.
Hoy te pido que me concedas la gracia
de amarte siempre y en cualquier circunstancia de mi vida.
Y si no conviene disminuir mi dolor de hoy,
dame, te suplico, el valor para asumirlo y vivirlo por amor a Ti.
¡Bendito seas mi Cristo doliente en mi dolor!
y en el dolor de todos mis hermanos.
Amén.
(Santa Faustina Kowalska)
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