mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta
hacia ti en busca
de tu mirada.
Escucha las palabras
de quien siente
la vida de nuevo.
A ti abro mi ser,
mis ganas de vivir,
mi despertar: de mañana,
en tus manos pongo
mis miedos y mis ilusiones;
de mañana
en tus ojos pongo
la pureza y sinceridad
de mi busqueda;
de mañana,
en tu camino quiero
dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor,
tu que eres bueno
y compasivo
y alienta mi vida
que busca en ti
luz y calor.
(Salmo 5)
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